Con motivo de la Jornada Mundial de los Abuelos y de los Mayores, convocada bajo el lema «En la vejez no me abandones», el sábado 27 de julio, en el templo parroquial de Nuestra Señora del Rocío, el obispo de Tui-Vigo, Mons. Antonio Valín Valdés, presidió la eucaristía en la que recordó que, en el contexto de esta Jornada, «el papa nos invita a valorar, agradecer y rezar por nuestros abuelos y mayores, porque son un tesoro de experiencia y un espejo en el que mirarnos a la hora de enfrentarnos a la vida». Al término de la celebración, que contó con la participación del coro rociero, el grupo de sevillanas de la parroquia interpretó tres bailes en honor a la Blanca Paloma, pidiendo por abuelos y mayores.
En la sociedad actual, marcada por el frenetismo, la urgencia y la productividad, o como diría el papa Francisco, en una «cultura del descarte», el obispo de Tui-Vigo subrayó que «como Iglesia, como hijos e hijas de Dios, como comunidad cristiana, no podemos decir que una persona es una carga. Cada persona es un regalo de Dios, sea en el momento que sea, con pocos o muchos años, en plenitud de vida o en la debilidad. Todos tenemos algo que aportar. Todos valemos, porque somos hijos e hijas muy amados de Dios y eso nunca lo podemos olvidar». Así, al hilo del Evangelio que narraba el milagro de la multiplicación de los panes y los peces, Mons. Antonio Valín expresó que «cuando un mayor comparte todo lo que es, todo lo que ha vivido, todo lo que lleva en su interior, se produce también un milagro, porque nos va construyendo de otra manera, nos va cambiando el corazón y nos hace más fraternos».
El prelado finalizaba su intervención con un deseo: «bendigamos hoy al Señor, porque nos invita a vivir la fraternidad. Bendigamos a nuestros mayores, porque ellos tienen esa experiencia de vida que nos hace entender mejor a Dios, al mundo y a nosotros mismos. Bendigamos al Señor por cada uno de nosotros que queremos llevar adelante ese milagro: el del compartir, el de acercarnos a todos y vivir aquello que nos dijo Jesús». Esta celebración, organizada por la delegación diocesana de Pastoral Familiar, fue también una oportunidad para que el obispo pudiese conocer a diferentes agentes de pastoral que, a lo largo de todo el año, acompañan matrimonios y familias, colaboran en la organización de diferentes jornadas relacionadas con este ámbito, imparten cursillos prematrimoniales o participan en la puesta en marcha de iniciativas de nueva evangelización como Cenas Alpha para parejas.