La Iglesia, a través de personas concretas, se hace cercana a los más necesitados y a todos los hombres y mujeres de buena voluntad, creyentes o no, que necesitan sentirse miembros de una comunidad, de un pueblo, en el que todos somos hermanos.
En el año 2020, la encíclica Fratelli tutti del papa Francisco advertía sobre el retroceso de nuestro mundo con respecto a los sueños de unidad y paz que brotaron en la humanidad después de la II Guerra Mundial. Su voz profética resuena en este 2023 en el que asistimos a un conflicto bélico en el corazón de Europa, en el que la polarización ideológica y la división política alcanzan niveles alarmantes, y en el que el egoísmo campa a sus anchas en nuestros pueblos y ciudades. En este clima aparentemente descorazonador, la Iglesia católica toma por bandera la llamada de Fratelli tutti a trabajar por el bien común, a generar procesos que nos lleven a crecer en fraternidad y amistad social. El Papa se refiere a ello como «la capacidad cotidiana de ampliar mi círculo, de llegar a aquellos que espontáneamente no siento parte de mi mundo de intereses, aunque estén cerca de mí».
La Iglesia se hace cercana a los más necesitados y a todos los hombres y mujeres de buena voluntad, creyentes o no, que necesitan sentirse miembros de una comunidad, de un mundo en el que todos somos hermanos. A través de la educación, de la atención social, del fomento de la cultura, del cuidado de su patrimonio, de la creación de tejido comunitario, de la comunicación de valores, de la celebración de la fe, la institución pone luz a las sombras de un mundo cerrado.
«En el mundo rural, la Iglesia es cercana. La solidaridad es inmediata»
«La parroquia rural ofrece una proximidad, un diálogo y una confianza que crea vínculos y lazos de fraternidad». Lo dice Javier Alonso, párroco de tres pequeñas localidades de la diócesis de Tui-Vigo. A pesar de estar bien comunicadas, no cuentan con transporte público, comercios ni buena cobertura de teléfono o internet y el envejecimiento poblacional es alarmante; pero para su cura esto es también motivo de esperanza: «Frente a la hiperconexión de la ciudad, en el campo contamos con la sabiduría del encuentro, con el silencio, con el tiempo pausado y con la oportunidad de crear vínculos fuertes». La Cáritas interparroquial es una concreción del trabajo comunitario que realizan las tres parroquias: «Aquí la Iglesia es samaritana —afirma—, es cercana al vecino, al prójimo, y la solidaridad es inmediata. De conocerse y tratarse, brota el ayudarse».