A las 11 horas comenzaba en la catedral de Lugo la ceremonia de la Ofrenda del Reino de Galicia al Santísimo Sacramento, que se celebra en la octava de Corpus desde 1669. Este año le correspondía a la ciudad de Mondoñedo la presentación de esta Ofrenda
El obispo de la diócesis de Mondoñedo-Ferrol, Mons. Fernando García Cadiñanos, presidió la eucaristía en la que concelebraron los obispos de las diócesis gallegas y el obispo de Astorga. Acompañaron al oferente, el alcalde de Mondoñedo, Manuel Ángel Otero Legide, los alcaldes y representantes de las siete ciudades del antiguo Reino de Galicia; así como otras autoridades civiles y militares.
En su intervención el oferente pedía al Santísimo: «que manteñas presente en nós a importancia da memoria colectiva e a cohesión social, tantas veces posta en dúbida por intereses particulares. Como xa sinalara por mor dos conflitos bélicos e sociais existentes, que o diálogo sexa o motor deste camiño, e a paz o obxectivo a conseguir».
En su respuesta, el obispo de Mondoñedo Ferrol, Mons. Fernando García Cadiñanos, señalaba: «acudimos a este templo sintiéndonos peregrinos que venimos de diferentes lugares y que necesitamos alimentarnos en nuestro caminar por la vida. La certeza de nuestro caminar es y se convierte en una forma de vida, en una espiritualidad, en una manera de relacionarse […]. Lo hacemos sintiéndonos pueblo, comunidad con una historia e identidad común, que nos vincula y nos une. Es hermosos descubrirse como pueblo que tiene su identidad en elementos materiales, pero también en otros inmateriales a los que el señor oferente hacía mención. Elementos intangibles pero fundamentales para la convivencia que hemos de saber transmitir, A estos elementos corresponde la fiesta que nos vincula a las siete ciudades del Reino de Galicia y a las cinco diócesis gallegas. Precisamente la Eucaristía se convierte así en lo que es: sacramento de unidad. En la diversidad y pluralidad de nuestras ciudades, en la riqueza de lo que somos y cómo nos expresamos, encontramos la unidad de sentirnos hermanos en torno a la mesa eucarística a que el Señor nos convoca».
Fuente: María José Campo, diocese de Lugo