Por primera vez, monseñor Antonio Valín, obispo de Tui-Vigo, presidió la tradicional misa de la Reconquista, en la concatedral-basílica de Santa María, el viernes 28 de marzo. La celebración contó con la presencia de distintas personalidades del gobierno municipal, así como autoridades civiles y militares. Además, la Coral Casablanca armonizó la liturgia e interpretó el himno al Santísimo Cristo de la Victoria, al finalizar la eucaristía.
Durante su intervención, el prelado tudense puso de manifiesto que «hoy queremos celebrar esa vida regalada por Dios en Cristo que nos hace abrir los ojos, que nos lleva a reconocer nuestra impotencia, pero al mismo tiempo nuestra fortaleza puesta en él». En esta fiesta de acción de gracias al Cristo de la Victoria, a quien la tradición otorga la liberación del pueblo vigués, monseñor Antonio Valín expresó que «la cruz para nosotros es protección, es defensa, es confianza, es lucha y perseverancia en el amor. Por eso, recordando a aquellos que se comprometieron por la justicia y la paz, por la defensa de libertad y de la identidad de esta fiesta, pero recordando también a tantos hombres y mujeres que siguen comprometiéndose en la realidad diaria, que hacen de su vida un canto de ayuda a los demás, un compromiso con la realidad y una transformación de la injusticia, una vez más, queremos decir: Santísimo Cristo de la Victoria, nuestro protector y padre, bendice a tu pueblo, sálvalo, defiéndelo. Prepáralo con tu gracia para que persevere siempre en tu amor y podamos cantar siempre juntos y agradecidos: cielos y tierra canten la gloria del Santísimo Cristo de la Victoria».
Esta celebración conmemora La Reconquista, alzamiento popular que permitió recuperar Vigo en 1809 de la ocupación de las tropas napoleónicas por la intercesión del Cristo de la Victoria. Para los ejércitos de Napoleón, fue la primera ocasión en la historia en que debían retirarse de una plaza conquistada en Europa.

