Publicado en Faro de Vigo el lunes 24 de enero de 2022, memoria de San Francisco de Sales, patrón de los periodistas.
Cada año, al acercarse el 24 de enero fiesta de san Francisco de Sales – el obispo ginebrino que mereció ser nombrado patrono de los periodistas y comunicadores, porque en su tiempo (1567-1622) y con medios hoy considerados demasiado artesanales, fue ejemplo y modelo entusiasta de quienes ansían eficazmente defender y difundir la verdad-, digo que en esas vísperas me entretengo en agradecer al santo esta vocación que Indro Montanelli asemejaba a un sacerdocio; en reflexionar sobre ella y también en pedirle a nuestro patrono para los colegas de profesión: luces, sabiduría y agallas para que sepamos responder a los retos que en cada momento se nos reclamen desde este servicio público.
Me valen en esta ocasión para tales objetivos recoger un apretado manojo con las palabras que el papa Francisco dedicó, en la entrega de una distinción a dos “decanos” de información vaticana, y cuyas palabras sintetizan todo un manual pedagógico para redactores del más prestigioso periodismo de nuestro tiempo. La síntesis se condensa en responder a estas dos cuestiones elementales: qué es periodismo y qué verbos delatan el quehacer del buen profesional.
A la primera respondió el papa así: el periodismo es una misión y a él “se llega no tanto eligiendo una profesión, como embarcándose en una misión; un poco como el médico, que estudia y trabaja para que el mal se cure en el mundo. Su misión (la del periodismo) es explicar el mundo, hacerlo menos oscuro, hacer que los que viven en él le tengan menos miedo y miren a los demás con mayor conciencia, y también con más confianza. No es una misión fácil. Es complicado pensar, meditar, profundizar, pararse a recoger ideas y estudiar los contextos y precedentes de una noticia”. Esta misión, agrega el papa, no está exenta de obstáculos porque el buen periodismo consiste en no dejarse seducir por lo atractivo de la noticia, sino en ser capaz de explicarla y hacer que tenga sentido para los destinatarios del medio.
Se entretiene después el papa, muy certero en sus anotaciones, en explicar las cualidades que han de caracterizar el trabajo del buen periodista y, en consecuencia, de la información fetén. “Lo hago, dice, con tres verbos: escuchar, investigar o profundizar y contar”
Escuchar, para un periodista significará, explica él, tener la paciencia de preguntar cara a cara a los protagonistas de las historias que se relatan, a las fuentes directas de las noticias, es ver por sí mismo huyendo de intermediarios interesados y de redes sociales ambiguas. El buen periodismo de escuchar y ver en directo necesita tiempo. Y como dije en otra ocasión, recuerda, “ hoy necesitamos periodistas dispuestos a «gastar la suela de los zapatos», a salir de las redacciones, a recorrer las ciudades, a conocer a la gente, a comprobar las situaciones que vivimos en nuestro tiempo.
El segundo verbo, que caracteriza la profesión del periodista, es investigar o profundizar. En una época en la que hay millones de informaciones disponibles en las redes sociales, donde muchas veces se impone la lógica de la simplificación, la contribución más importante que puede hacer el buen periodismo es la de la profundización e investigación que significa: ofrecer el contexto, los precedentes, las claves de lectura que ayuden a situar y explicar el hecho ocurrido.
Finalmente el tercer verbo que caracteriza al buen periodismo es contar: “contar significa no ponerse en primer plano, mucho menos erigirse en juez, sino dejarse golpear y a veces herir por las historias que encontramos, para poder contarlas con humildad a nuestros lectores. La realidad es un gran antídoto para muchas «enfermedades». La realidad, lo que ocurre, la vida y los testimonios de las personas, es lo que merece ser contado por el periodista. Hoy en día tenemos una gran necesidad de periodistas y comunicadores así, apasionados por la realidad, que sean capaces de encontrar los tesoros que a menudo se esconden en los pliegues de nuestra sociedad y de contarlos buscando impresionarnos, para que aprendamos, ampliemos nuestras mentes y nos enriquezcamos captando aspectos de la realidad que antes no conocíamos.
Con todo esto me entretendré en sincera y serena conversación un año más con nuestro patrono.