Publicado en Atlántico Diario el domingo 4 de agosto de 2024
Lo veo y me encomiendo todos los días a él porque lo he puesto sobre la cabecera de mi cama. Es un sencillo pero precioso esmalte muy vigués, pues es de los hermanos Hernández, que acaba de cumplir viviendo conmigo 30 años. Su valor, sin embargo, para mi afecto, no está tan solo en ser obra de esos admirados orfebres, sino por venirme de la persona que se lo encargó a ellos para mí. Era entonces don José Pereira párroco de la concatedral de santa María y por eso guardián del santísimo Cristo de la Victoria y yo, además de su amigo o quizás también por ello, un cura pipiolo que quería aprender a ser buen pastor, fijándome en los modelos que tenía cerca y delante y él era uno de ellos.
Como seguramente en esa época yo ya había publicado en prensa algunos artículos alabando la devoción al Cristo de Vigo en la cercanía de su fiesta, la muy espabilada gratitud de don José me sorprendió una mañana mientras estábamos tomando un café, con ese regalo: un esmalte que representa al Cristo de la Victoria y debajo la leyenda “A Alberto Cuevas para que siga ensalzando al Cristo de los vigueses, Vigo 1994”. Me encantó entonces y siempre la explicitación del gentilicio que hace don José, porque yo quiero y así lo pido siempre que nuestro Cristo no sea simplemente y nada más que la referencia del territorio en que está su imagen: de Vigo, de Bouzas, de Cangas… Prefiero, ansío y deseo que sea el Cristo de los vigueses, de los boucenses y de los cangueses y por supuesto de cuantos más mejor cada día; como seguramente desearán lo mismo quienes sean aficionados del Celta, del Rápido o del Alondras. Yo soy devoto, que quiere decir incondicional, del Cristo; de ahí que aquello que nos gusta a nosotros y nos produce gozo y felicidad lo deseemos también para los amigos y las personas que amamos. Pues justamente eso me pasa a mi cuando se acerca la fiesta del Cristo de la Victoria y más desde que el padre Pereira, como le llamaban, me regalase ese semáforo que sobre mi cama me invita a ampliar mi forofismo cristiano: Alberto, tu sigue “ensalzando al Cristo de los vigueses” para que sean muchos más los que se aficionen a tratarle, a invocarle y a darle gracias por las múltiples victorias que cada día él nos invita a festejar, a pesar de las cruces que tampoco faltan y que nos ayuda a llevar.
Leía estos días una vez más la ya casi tópica expresión de que nuestro Cristo, para cualquier vigués, trasciende lo puramente religioso y suele asociarse como seña de identidad al ser de Vigo. Por eso quiero animar a todos los vigueses, cristianos fetén, aficionados no practicantes o simplemente acogidos a su protección, a que en este primer domingo de agosto en que vamos arremolinados junto a nuestro Cristo dándole gracias por los beneficios recibidos o poniendo en sus manos misericordiosas nuestras necesidades, que le pidamos que no deje de mirarnos a cada uno cada día, como no dejo yo de leer cada mañana y cada noche antes de entregarme al sueño esa encomienda del bueno de don José Pereira: tú sigue “ensalzando al Cristo de los vigueses”. Os aseguro que, con su protección y ayuda, no solo se duerme, sino que también se vive, mucho mejor.