El 6 de enero, al final de la misa de la una de la tarde en la catedral de Tui, el obispo D. Luis Quinteiro Fiuza concedió al presidente de la “Asociación de Amigos de la Catedral de Tui”, Eduardo Cadenas Dapena, y a su esposa, María Dolores Balseiro Pose, la distinción pontificia de caballero y dama de la Orden de San Gregorio Magno como reconocimiento a los años de servicio y entrega al principal templo de la diócesis de Tui-Vigo.
Tras la bendición con la que el obispo concluyó la Eucaristía de la solemnidad de la Epifanía, el párroco de El Sagrario de la Catedral y canónigo fabriquero de la misma, D. Santiago Freire Comesaña, leyó el texto pontificio de la distinción papal. Seguidamente el prelado de la diócesis impuso a D. Eduardo y a Da. María Dolores las insignias del galardón y les hizo entrega de los diplomas; luego, D. Luis Quinteiro tomó la palabra para elogiar la ejemplaridad del matrimonio Cadenas-Balseiro en la conciliación de la vida familiar con el trabajo profesional y la dedicación a promover el culto en la catedral, cuidando la dignidad de las celebraciones litúrgicas y la realización de actos culturales como la exposición “Belenes del mundo” por Navidad y la preparación de la Semana Santa con su pregón inaugural.
Doña María Dolores, en su intervención, leyó un texto muy sentido, con profundas ideas y bellamente expresadas a tono con la condición de su prolongado ejercicio de profesora de lengua y literatura españolas. Las últimas palabras fueron una evocación de gratitud a tres personas (con alusión a los tres Reyes Magos) a quienes consideraba que habían contribuido decisivamente a la concesión de tan preciado galardón. El primer reconocimiento fue para el obispo monseñor Quinteiro por haber solicitado al papa tan alta distinción; en la segunda evocó a D. Domingo Cameselle Bastos, que falleció en el monasterio de Sobrado de los Monjes en 2019 y fue el fundador de la Asociación de Amigos de la Catedral de Tui (1991), contando con la colaboración de Eduardo y María Dolores por sugerencia de Julio Viñas. El tercer recuerdo lo reservó para Ramona Alonso, quien tenía como lema de sus desvelos por el templo tudense: “la catedral bien lo merece”.
Cerró el acto D. Eduardo Cadenas. Al iniciar su agradecimiento un corte emocional le apagó la voz, pues como dijo Lope de Vega: “Mal puede tener la voz tranquila quien tiene el corazón temblando”. El numeroso público, entre el que se encontraba el alcalde de Tui y otras autoridades civiles y religiosas, correspondió con un cerrado y prolongado aplauso.
Con este escrito expresamos nuestra felicitación a los homenajeados por la concesión del merecido galardón pontificio.