29 de Marzo de 2024

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San Eustasio
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San Eustasio

Pasión de Cristo, Pasión de los cristianos

Pasión de Cristo, Pasión de los cristianos

Entrados ya en la Semana Santa, centramos nuestro sentidos y potencias en Cristo Jesús, Señor Nuestro. Cada gesto, cada palabra, su estilo … y todo aquello que en Él acontece, nos da pie para ahondar en su persona: conocerle, que es el gran objetivo de nuestra vida.

Y así, con el tono de cada día, iremos viendo los matices de su entrega, que ha sido “hasta el extremo” (cfr Jn 13,1sss), y sigue haciéndolo, como dice san Pablo, utilizando el presente como realidad actual: “me amó hasta entregarse por mí” (Gal 2,21).

Pero, consideramos que hay un detalle que no debe pasar desapercibido, y es el LUGAR donde estos hechos acaecieron: todo en Jerusalén, y en lugares dentro o cercanos a la propia ciudad. Todos estos sitios están perfectamente localizados, o la mayoría, pues habían sido mantenidos por aquellos primeros testigos y que nos lo transmitieron por tradición.

Y, puestos a matizar, escucharemos que: “el Viernes Santo es la Colecta por los Santos lugares”. Diciéndonos esto se nos invita a la generosidad, sabiendo que en aquellos lugares viven muchos hermanos nuestros, cuya residencia habitual es la Tierra Santa, término que incluye a la ciudad de Jerusalén, al Israel actual y a Palestina.

Estos hermanos nuestros esperan, con fe y amor, nuestro reconocimiento y apoyo. Muchas veces he podido escuchar de viva voce, y siempre con emoción, al Padre Artemio Vitores, franciscano palentino que lleva viviendo por aquellos lugares más de cuarenta años, que “uno no puede olvidarse de su madre, de la iglesia madre”. Con ello, en aquellas amenas tertulias, nos hacía ver las cosas (nos abría los ojos, como Jesús con los de Emaús), nos convencía con su palabra cálida, y así la respuesta de la generosidad resultaba fácil. Es más, esto hay que darlo a conocer. Así salíamos, medio derrumbados, pero muy contentos, de saber que hay gente que espera mucho de nosotros.

Está claro que estos hermanos nuestros, viven el drama de “su propia pasión, allí donde Cristo manifestó su amor a los hombres”. En la actualidad, según dicen las estadísticas, el número de cristianos en toda la zona ronda el 1,5 % de la población total; además, con el concepto de “cristiano”, se incluye a todos: católicos de rito romano y oriental; ortodoxos; otras confesiones orientales; protestantes … es decir, muy pocos, poquísimos, pues ha habido una emigración enorme en las últimas décadas. Simplemente, muchos no han podido seguir viviendo allí, se han marchado. La tentación de salir emigrando es tremendamente fácil; la búsqueda de una vida digna, más humana, es algo que día a día resuena en sus oídos. Y claro, si estos pocos que ya nos quedan, se marchan también, Tierra Santa se quedará en un museo, donde vivió la Vida, pero ahora puede quedar ausente de “piedras vivas”.

No es este el momento de analizar las causas de por qué son tan pocos, y por qué se están marchando, si no de aportar junto a nuestro conocimiento, la comprensión, la emoción y la generosidad.

Como dice una de tantas antífonas propias de estos días de Pasión: “bendita y alabada sea la pasión de Nuestro Señor Jesucristo, y los Dolores de su Santísima Madre, al pie de la Cruz…”, y podríamos añadir: “…y los dolores de tantos hermanos nuestros, a quienes resulta difícil salir adelante el AQUEL LUGAR, donde Jesús nos ha mostrado todo el amor que nos tiene”.

Fernando Cerezo García.

Delegado de Pastoral de Santuarios y del Turismo.

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