Hoy fiesta cristiana de la Ascensión, celebra también la iglesia la Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales. Es cada año, dicen los obispos españoles, “un momento para mirar el mundo de la comunicación desde la óptica del tiempo en que vivimos. Miramos este servicio con agradecimiento profundo. La comunicación es imprescindible para el desarrollo de las personas y de las sociedades libres”. Recogen ellos idéntica actitud que el papa Francisco en su mensaje para la ocasión titulado «Ven y lo verás» (Jn. 1,46). Comunicar encontrando a las personas donde están y como son”.
Es necesario, escribe el papa, salir de la cómoda presunción de los estereotipos rutinarios y del “como es ya sabido” para ponerse en marcha; hay que retornar al ir a ver, a estar con las personas, escucharlas, recoger la auténtica y variada realidad, para transmitirla como es y que siempre nos sorprenderá en tantos aspectos y matices. Y anima a los comunicadores a vivir como ideal profesional ese modo de ser, recogiendo unas palabras del periodista español Manuel Lozano Garrido, recientemente beatificado, que aconsejaba así a sus compañeros en la comunicación: “Abre pasmosamente tus ojos a lo que veas y deja que se te llene de sabia y frescura el cuenco de las manos, para que los otros puedan tocar ese milagro de la vida palpitante cuando te lean”.
“Deseo, por lo tanto, prosigue el papa, dedicar el Mensaje de este año a la llamada a “ir y ver”, como sugerencia para toda expresión comunicativa que quiera ser límpida y honesta: en la redacción de un periódico como en el mundo de la web, en la predicación ordinaria de la Iglesia como en la comunicación política o social. “Ven y lo verás” es el modo con el que se ha comunicado la fe cristiana, a partir de los primeros encuentros en las orillas del lago de Galilea”, puesto que así se le respondía y se debe seguir respondiendo a quien desea conocer en profundidad el mensaje de Jesús de Nazaret o cualquier otra comunicación con coherencia, sentido y profundidad.
Por eso de modo consecuente concreta el papa tal deseo, con la nítida metáfora de que el comunicador debe desgastar las suelas de los zapatos. Hoy ya no basta con suponer, teletrabajar constantemente y dejarse llevar por la fácil técnica del corta y pega de cuanto otros han dicho o han escrito en las redes. Con ese proceder suelen almacenarse montones de fakes, de falsedades, de malévolas suposiciones y calumnias sin cuento… De ahí que pensando en el gran tema de la información, advierta Francisco de los estudios especializados que ya se lamentan desde hace tiempo del riesgo de un aplanamiento en los “periódicos fotocopia” o en los noticieros de radio y televisión y páginas web que son sustancialmente iguales y donde el género de la investigación o el reportaje han perdido espacio y calidad, en beneficio de una información precocinada, de pura propaganda publicitaria, autorreferencial, que es cada vez menos válida para interpretar la verdad de los asuntos y de la vida concreta de las personas. También la crisis del sector editorial ha llevado a dar informaciones construidas en las redacciones frente al ordenador, en los terminales de las agencias, en las redes sociales, sin salir nunca a la calle, sin “desgastar las suelas de los zapatos”, sin encontrar a las personas para buscar historias o verificar in situ ciertas situaciones. “Si no nos abrimos al encuentro, añade papa Francisco, permaneceremos como espectadores externos, a pesar de las innovaciones tecnológicas que tienen la capacidad de ponernos frente a una realidad aumentada en la que nos parece estar inmersos.” Efectivamente el “ven y lo verás” debe ser el método más sencillo para constatar la realidad de lo que se comunica en los medios. Es la prueba del algodón y la verificación más honesta de todo anuncio, porque para conocer es necesario permitir que aquel que tengo en frente me hable, dejar que su testimonio me convenza.
Tampoco deja el papa de tener presente y de dar las gracias – desde aquí quiero hacerlo también- por la valentía de tantos periodistas, camarógrafos y técnicos que a menudo trabajan corriendo grandes riesgos pero gracias a los cuales hoy conocemos, por ejemplo, las difíciles condiciones de las minorías perseguidas en varias partes del mundo; los innumerables abusos e injusticias contra los pobres y contra la creación que ellos denuncian; las muchas guerras olvidadas que algunos nos siguen contado. “Sería, concluye el papa, una pérdida no sólo para la información, sino para toda la sociedad y para la democracia si estas voces desaparecieran: un empobrecimiento para nuestra humanidad”
Sube por todo ello en este día mi oración y mi gratitud por tantos colegas audaces vivos y difuntos. Que tampoco nos falten las tuyas, lector amigo.
Mons. Alberto Cuevas Fdez.
Sacerdote y periodista