Como ya han difundido los distintos medios de comunicación, la Policía Nacional comunicó al anochecer de la tarde del sábado 2 de noviembre, la aparición —en las inmediaciones del parque de A Riouxa y la nave de Frigalsa en Teis—, del cuerpo sin vida del sacerdote Ignacio Barrio González, que, desde la tarde del pasado lunes día 28 de octubre, faltaba de su domicilio actual, la Residencia Sacerdotal Nosa Señora da Guía, de donde había salido a pasear como hacía habitualmente después de merendar.
Los informes indican que, al parecer, en su paseo diario Ignacio, en un despiste, se cayó por un terraplén a un lugar de muy difícil acceso cercano a la vía del tren, del que tuvieron que sacarlo con cuerdas los bomberos. Fueron unos familiares, la sobrina y su novio, al hacer una nueva batida, quienes lo encontraron muerto en una zona que ya había sido rastreada por el aire con drones.
Una vez que se cumplan las diligencias legales sobre la autopsia y demás, su cuerpo será velado en el Tanatorio. Vigomemorial (Sala n.4) El funeral por su eterno descanso tendrá lugar el martes día 5 a las 11:00 horas en la concatedral-basílica viguesa de santa María, en donde ejerció temporalmente su ministerio; en la más estricta intimidad su cuerpo será sepultado como era su voluntad, en su parroquia natal de Rubiana (Ourense) de la diócesis de Astorga.
Don Ignacio había nacido hace 85 años en la parroquia en la que van a depositarse sus restos mortales y fue ordenado sacerdote hace 59 años en Santiago de Compostela (1965). Incardinado en esta diócesis de Tui-Vigo en 1983, se le encargó la parroquia de Petelos y la capellanía del Hospital psiquiátrico Rebullón. En 1986, sirvió como adscrito en la parroquia de Santa María de Vigo y en 1990 se le nombra párroco de Atios y su anejo de Cans eligiéndole sus compañeros Arcipreste de A Louriña. En el año 1998, será nombrado párroco de Ribadelouro y, en el año 2002, también de san Pedro de Cela. En el año 2010, dejando las parroquias de A Louriña se le adscribieron labores de ayuda ministerial en la parroquia viguesa de Santiago el Mayor hasta que su deterioro le animó, en 2020, a ingresar en la Residencia sacerdotal Nosa Señora da Guía en la que actualmente vivía.
Descansa ya en paz Ignacio, el que con frecuencia repetía «me gustaría morir caminando».