Este domingo, 26 de septiembre, la Iglesia celebra la Jornada Mundial del Migrante y del Refugiado, bajo el lema «Hacia un nosotros cada vez más grande», con el que visibilizar la necesidad de crear puentes de comunión ante el drama de la emigración.
Centrándose en el tema de la Jornada, los obispos de esta Subcomisión, que está integrada en la Comisión Episcopal para la Pastoral social y Promoción humana, explican que «para responder en clave de <nosotros> se nos llama a poner todo el esfuerzo en constituir, con todos, un sistema que normalice la migración legal y segura a largo plazo, y que se base plenamente en una ética apoyada en los derechos humanos, en el horizonte de fraternidad universal y en el derecho internacional».
«Esto -puntualizan- nos abre a la tarea de ayudar a recrear el modelo de ciudadanía que propicie una cultura de la integración que, además, aprenda a globalizar la responsabilidad de vivir juntos en esta casa común». En esta línea, señalan como ejemplo las propuestas del papa Francisco en el capítulo que dedica a «la mejor política» dentro de la encíclica Fratelli tutti.
«Es hora de incorporar el grito de tantos y de acoger las huellas ya marcadas», afirman los obispos; además agradecen «todo el camino emprendido en este tiempo por quienes hacen de puentes de esperanza para tantos desde sus comunidades».