¿POR QUÉ?
Es una forma de devolver lo que se nos ha dado: el amor de Dios, que es don y tarea.
«Estuve enfermo y me visitasteis» (Mt 25,31)
¿PARA QUÉ?
1.- Para anunciar la Buena Nueva del Evangelio y testimoniar que la parroquia es una «comunidad de amor» cuando colaboradores —junto a los pastores— visitan, consuelan y ayudan a los enfermos.
2.-Para ofrecer atención humana, espiritual y religiosa a los enfermos y sus familiares, en las casas, residencias, centros de día y hospitales.
3.-Para promover el encuentro con Cristo de las personas en estas etapas difíciles de la vida: vejez, enfermedad, viudedad, soledad…
4.-Para que la respuesta de la comunidad a esta realidad sea: afectiva —compartiendo el dolor, consolando, enjugando las lágrimas si es necesario… En definitiva, siendo signo de esperanza para la persona que sufre y su familia— y efectiva —hay que cuidar a los enfermos porque «el corazón del hombre es tierra sagrada»; evitar el sentimiento de tardanza; y compartir la gracia de los sacramentos que ofrece la Iglesia—.
¿CÓMO?
A través de una «estrategia pastoral», en la que se abren dos posibilidades
A.- Designar a personas con la misión de estar atentas, en cada barrio o comunidad de vecinos, a las posibles necesidades de las personas —enfermedad, ingreso en el hospital o residencia, etc.— para, así, ponerlo en conocimiento del párroco.
B.- Crear un grupo parroquial de Pastoral de la Salud formado con 4 o 6 personas —que pueden ser voluntarios de Cáritas especializados en el tema de la salud—, con las que tener un encuentro-pilotaje, formar un equipo y dejarse orientar por la delegación diocesana.
¿Cómo motivar a las personas, si tenemos las mismas en todo?
Se puede invitar a personas que hayan experimentado lo que significa atender a familiares o a amigos enfermos mediante la atención espiritual. A través de su experiencia, pueden aportar, sencillamente, la paciencia y la sabiduría de un corazón que ve.
¿QUÉ SE PIDE A LOS VOLUNTARIOS PASTORAL DE LA SALUD?
- Madurez humana y cultivo constante de la espiritualidad cristiana.
- Dejarse acompañar y aprender a trabajar en equipo.
- Sentirse enviados por la comunidad (de dos en dos, no por libre)
- Disponibilidad para formarse en las buenas prácticas de visitador de enfermos.
- Respeto a la intimidad de las personas, discreción y confidencialidad.
- Vincularse a la delegación diocesana y tener representatividad en los consejos de pastoral parroquial.
¿QUÉ PUEDEN HACER?
- Visita a los enfermos programada y avisada a domicilios, hospitales, residencias y centros de día situados en el territorio parroquial.
- Dar respiro al cuidador para que pueda hacer otras tareas.
- Compartir la fe con el enfermo y su familia, proponer un rato de oración, facilitarles cuantos medios espirituales necesiten —sacramento de la Reconciliación, Unción de los Enfermos y Comunión-Viático— o, si fuera necesario, acompañarlos a la misa dominical.
- Celebrar el Día del Enfermo —11 febrero y VI domingo de Pascua—, con catequesis previa y celebración comunitaria de la Santa Unción —que se puede administrar un día de la novena o en una de las misas de fiesta o romería de la parroquia—.