21 de junio de 2025,
San Luis Gonzaga

La unidad de los cristianos, «testimonio del amor de Cristo»

La unidad de los cristianos, «testimonio del amor de Cristo»
FOTO.- Representantes de las diferentes confesiones cristianas, durante el encuentro ecuménico en la concatedral-basílica de Santa María en Vigo | © Leandro Rivero

En el marco de la Semana de Oración por la Unidad de los Cristianos, la delegación de Ecumenismo y Relaciones Interconfesionales de la diócesis de Tui-Vigo organizó un encuentro con representantes de la Iglesia ortodoxa, anglicana y evangélica, el jueves 23 de enero, en la concatedral-basílica de Santa María en Vigo. A la cita también acudió Mons. Antonio Valín, obispo de Tui-Vigo, que manifestó el deseo «de ser familia y seguir juntos a Jesús. Lo hacemos desde distintas tradiciones, costumbres y comunidades, pero visibilizando la llamada a la unidad» y agradeció la presencia de todas las confesiones cristianas que se congregaron en el templo.

Durante el encuentro, se leyó el «Manifiesto por la Unidad de los Cristianos» con el que las diferentes confesiones muestran su voluntad de trabajar para que la esperanza de este Año Jubilar 2025 se haga realidad a través de un compromiso efectivo por la unidad. Así, entre los cinco compromisos expresados destacan los encuentros ecuménicos con periodicidad mensual, así como el interés por proponer nuevas iniciativas de colaboración que favorezca el intercambio y el mutuo enriquecimiento espiritual e intelectual. El manifiesto concluía afirmando que, «en este mundo dividido, nuestra unidad es un testimonio poderoso del amor de Cristo» e invitando a otros a «a unirse en la búsqueda de la unidad, la reconciliación y la paz, reflejando así el corazón de nuestro Señor y Salvador del mundo».

En esta ocasión, la Semana de Oración por la Unidad de los Cristianos se celebró en el marco de dos grandes acontecimientos: el Año Jubilar 2025 y la conmemoración de los 1.700 años del Concilio de Nicea que proclamó la fe profesada en el credo que une a los cristianos que confiesan el misterio de Dios uno y trino. En su mensaje con motivo de este octavario, los obispos de la Conferencia Episcopal Española también subrayaron que «hoy, como siempre, necesitamos un lenguaje común de la fe, sin el que será muy difícil salvar la unidad de fe de las Iglesias y la reconstrucción de la unidad visible de la una, santa y católica Iglesia».

Manifiesto por la Unidad de los Cristianos

Celebración ecuménica «¿Crees esto» — Vigo, 23 de enero de 2025

Nosotros, cristianos de diversas tradiciones de fe —Católica, Ortodoxa, Anglicana y Evangélica—, nos reunimos en un espíritu de amor y respeto mutuo para proclamar este Manifiesto por la Unidad. En un mundo marcado por la división, el odio y la polarización, sentimos la urgente necesidad afirmar y afianzar nuestro compromiso por la unidad en Cristo, quien es nuestra paz y reconciliación (2 Co 5, 18-19; Ef 2, 14-16; Col 1, 19-20).

Estamos convencidos de que el amor fraterno y el diálogo son imprescindibles para la solución de cualquier conflicto, ruptura y crisis que afectan a la Iglesia y a la humanidad. Sabemos que el mayor ejemplo de caridad, en su mensaje y obra, nos lo dejó Jesucristo, quien oró fervorosamente por la unidad y pidió que el amor sea la marca distintiva de sus discípulos (Jn 13, 35; 17,21).

Lograr la unidad entre nosotros, cristianos de diversas comunidades eclesiales, históricamente separadas, es tan importante que lo consideramos un propósito noble y sagrado. Por este motivo, queremos hoy —más que nunca— renovar y fortalecer nuestra voluntad de unidad con el vínculo del amor cristiano, el cual no conoce fronteras ni diferencias eclesiales. Este vínculo de la caridad nos lleva a la paz entre nosotros y al diálogo, que a su vez conduce al entendimiento y al consenso necesarios para perfeccionar la unidad (Rm 12, 18; Col 3, 14-15).

En la actualidad, vivimos en un mundo que se fragmenta por conflictos, ideologías y divisiones. Las guerras, la violencia y el odio son evidencias de una humanidad que ha olvidado su llamado a la unidad, Nosotros, cristianos, tenemos como misión precisamente remar a contracorriente y llevar al mundo lo que este necesita para su sanación y salvación. Nuestro auténtico testimonio siempre será —y cada vez con mayor urgencia— el amor fraterno y la unidad, el diálogo y la fraternidad, la paz y la defensa de la vida (Mt 5, 9; 1 Jn 4, 7).

Asimismo, estamos llamados a proteger y a conservar el gran legado de Cristo a su Iglesia, sus preciosas y magistrales enseñanzas, las verdades de fe que fueron proclamadas por los Santos Apóstoles y custodiadas con gran celo por las primeras generaciones de cristianos. Queremos poner en valor nuestras raíces y preservarlas de os intentos de deconstrucción simplista, de distorsión malintencionada y de toda mentira (Rm 16, 17-18; 1 Tm 6, 20–21; 2 Tm 1, 13-14).

Aceptamos que, aunque somos diferentes en nuestras prácticas y tradiciones, todos formamos parte del mismísimo Cuerpo de Cristo y que es el Espíritu de Dios quien nos irá llevando a todos a una comunión cada vez más plena. Cada uno de nosotros tiene un papel único que desempeñar en la misión de la Iglesia. Amamos y acogemos la diversidad de carismas, ministerios, apostolados, tradiciones, liturgias y demás riquezas espirituales que el Señor ha regalado a su Iglesia (Rm 12, 4-8; 1 Co 12, 4-14; Ef 4, 3-6.11-13).

En fin, percibimos y reconocemos que el Señor nos está pidiendo con más fuerza en este tiempo lo siguiente: que avancemos sin temor hacia la madurez y crezcamos en la amistad espiritual con el fin de unir y no dividir, congregar y no dispersar, acoger y no rechazar, escuchar y no condenar a los que «no andan con nosotros» o «no pertenecen a nuestro grupo» (Lc 9, 49-50). Por todo esto, asumimos los siguientes compromisos:

  • Dedicar tiempo a la oración por la unidad de los cristianos, reconociendo que es un don de Dios que debemos buscar con humildad y cuidar con perseverancia. Reunirnos periódicamente para orar y adorar al Señor en unidad, buscando sus sabiduría y amor. Nos comprometemos a un encuentro ecuménico mensual.
  • Promover un diálogo abierto y respetuoso entre nuestras tradiciones cristianas, buscando comprender y aprender unos de otros. Favorecer el crecimiento en la fe, en la verdad y en la perfección cristiana entre nosotros, según la gracia y los medios salvíficos de la Iglesia dados por Cristo.
  • Colaborar en proyectos y ministerios comunes que reflejan el amor de Cristo y sirven a nuestra comunidad y al mundo, sintiéndonos agentes de la paz y de la reconciliación. Proponer nuevas iniciativas de colaboración, intercambio y mutuo enriquecimiento espiritual e intelectual.
  • Unir nuestras voces en el testimonio del Evangelio, proclamando la esperanza, la alegría y la paz que encontramos en Cristo. No tener miedo de promover una evangelización renovada y ecuménica, uniendo nuestras fuerzas para anunciar el Reino de Dios que el mundo necesita.
  • Ser evangelizadores de la unidad, fomentar el mutuo conocimiento y hacer visitar fraternales a las diferentes comunidades eclesiales, acogiéndonos los unos a los otros en el amor de Cristo.

Este manifiesto por la Unidad es un llamado a los cristianos del mundo entero, para que todos reconozcamos la importancia y urgencia de buscar la unidad y la comunión, sintiéndonos hijos del mismo padre y discípulos del mismo Señor. En este mundo dividido, nuestra unidad es un testimonio poderoso del amor de Cristo. Que este manifiesto inspire a otros a unirse en la búsqueda de la unidad, la reconciliación y la paz, reflejando así el corazón de nuestro Señor y Salvador del mundo.