Con el lema «Generar esperanza», la Iglesia celebra el 4 de junio, solemnidad de la Santísima Trinidad, la Jornada Pro Orantibus, dedicada a la vida contemplativa.
En los materiales que ofrece la Comisión Episcopal para la Vida Consagrada, además del mensaje de los obispos de presentación de la Jornada, se pueden leer varios testimonios de personas consagradas; textos para gustar y orar; y en agradecimiento a Benedicto XVI, recuerdan sus palabras.
¿Cuál es el mensaje de los obispos?
Los obispos de la Comisión Episcopal para la Vida Consagrada resaltan que en el «luminoso horizonte» de la vida contemplativa está «generar esperanza», que es el lema de la Jornada de este año.
Un lema que pone el foco en la esperanza ante una realidad en la que «no es difícil encontrar motivos para la tristeza y la desazón: amanecemos cada día con noticias de violencia, injusticia, egoísmo, exclusión, pobreza y sinsentido». También, a una escala más personal, «al mirar con sinceridad nuestro interior y el conjunto de nuestras relaciones, nos topamos con heridas y sinsabores que pueden ir sumiéndonos poco a poco en un desaliento paralizante».
Los obispos lamentan que «esta percepción amarga» parece haber contagiado incluso a los más jóvenes, «entre quienes también se detectan altas dosis de desmoralización y abatimiento, e incluso un preocupante aumento de suicidios». A ellos, recuerdan, se dirige con frecuencia el papa Francisco para «instarlos vivamente a la esperanza».
Así lo hizo en su mensaje a los jóvenes cubanos en 2015: Invito a la esperanza, que «nos habla de una realidad que está enraizada en lo profundo del ser humano, independientemente de las circunstancias concretas y los condicionamientos históricos en que vive. Nos habla de una sed, de una aspiración, de un anhelo de plenitud, de vida lograda, de un querer tocar lo grande, lo que llena el corazón y eleva el espíritu hacia cosas grandes, como la verdad, la bondad y la belleza, la justicia y el amor. […] La esperanza es audaz, sabe mirar más allá de la comodidad personal, de las pequeñas seguridades y compensaciones que estrechan el horizonte, para abrirse a grandes ideales que hacen la vida más bella y digna».