Entre los 3000 participantes en el Congreso de Vocaciones, que tuvo lugar en Madrid, entre el 7y el 9 de febrero, bajo el lema: «¿Para quién soy? Asamblea de llamados para la misión, la diócesis de Tui-Vigo estuvo presente con una delegación de 22 personas vinculadas a diferentes ámbitos eclesiales.
Uno de los objetivos de este congreso fue impulsar y consolidar en cada diócesis «un servicio que anime la vida vivida como vocación», siguiendo la invitación del Sínodo celebrado en octubre de 2024 en Roma, bajo el lema «Por una Iglesia sinodal: comunión, participación, misión». En este Congreso nacional a cada diócesis se le atribuyó un número de participantes en el encuentro y a la diócesis tudense le correspondieron 22. En dicha delegación participaron distintos miembros de Pastoral Vocacional, Pastoral Familiar, Pastoral Juvenil, Seminarios y Vida Consagrada. Todos ellos, representando el amplio mosaico de vocaciones que trabaja en la Iglesia diocesana. A esta delegación diocesana le acompañó el obispo, Mons. Antonio Valín Valdés.

Hna. Inmaculada Cantó,
religiosa de San José de Cluny
«¿Para quién soy?». Esta es la pregunta que nos lanzaron para trabajar, reflexionar y compartir sobre la pastoral vocacional. Este congreso ha sido una experiencia personal de oración y comunión. En la Iglesia de España hay esperanza, hay comunión, hay creatividad, hay ilusión, hay futuro… ¿Por qué dudas? ¡Está habitada por el Espíritu! ¡Él nos ha elegido para que seamos santos!
Juan José Lombardeo y Sonsoles Sanmartín,
matrimonio
Lo primero, gracias. Ha sido un honor haber sido invitados por la diócesis a un evento que nos ha enriquecido mucho como pareja y como cristianos. Después de hablarlo con mi mujer, este Congreso ha marcado un punto de inflexión en nuestras vidas, hemos sido testigos en primera mano del amor de Dios y de la transformación que produce en nuestra vida. Volvemos con la moral revitalizada, comprendiendo un poco mejor el objetivo que nos ha marcado el Señor y gratificados al escuchar los increíbles testimonios de nuestros hermanos. Es maravilloso tener una vocación y darte cuenta de «para quién eres», como versa el título del congreso. ¡Seguimos!
Es maravilloso ver la gran familia que forma la Iglesia en toda España. Escuchar sus testimonios y todas las actividades que realizan para mantener viva nuestra vocación ha sido una fuente de inspiración. De todas estas reuniones siempre vuelvo con las manos llenas y el corazón repleto de alegría. Durante todo el Congreso, se respiró un ambiente cargado de espiritualidad y de buena fe. Esto sólo es un paso más para continuar remando.
Isabel Tamayo,
joven universitaria
Este pasado fin de semana, llegaba al Congreso simplemente con la idea de dejar que Dios me sorprendiera y así fue, pues pude vivir el encuentro con una gran familia: la Iglesia. Ha sido también, una experiencia alentadora, porque pude ver como miles de personas, cada una con su realidad concreta y su vocación específica, estábamos allí, todos llamados para una misión: amar y servir a Cristo a través de los hermanos, poniendo a su disposición los dones que Dios nos regaló. Esta vivencia, me llena de fuerza y me anima a vivir esa vocación común sabiendo que Dios siempre nos acompaña.
Ana Luisa Dacosta,
joven universitaria
Llegué a Madrid sin grandes expectativas, pero sí con el corazón muy abierto a dejarme sorprender por el Señor, sabiendo que Él nunca defrauda. Ha sido un fin de semana en el que no he apartado el foco de Él; un fin de semana en el que he podido edificar mi fe mediante los miles de testimonios que he podido presenciar, la formación recibida, el permanente sentimiento de Iglesia que inundaba el Arena.
De este congreso, me llevo la respuesta a esa pregunta «¿PARA QUIÉN SOY?»: yo soy vocación para el otro, soy por amor y para amar. Por eso os invito a todos a vivir por y para Él, porque «el único Evangelio que muchos leerán en toda su vida será nuestra vida».
Pablo Pérez,
joven universitario
En este Congreso de Vocaciones en Madrid, he podido experimentar una Iglesia viva y rica, en la que todos estamos unidos a través de diferentes vocaciones que ayudan a acercarnos a Dios y de servir a los demás. Ha sido un placer vivir este Congreso con los sacerdotes y matrimonios que nos han acompañado; son reflejo de que todos estamos llamados a una vocación que nos llena de una gran felicidad y alegría.
Rocío Sequeira,
joven universitaria
El Congreso ha sido para mí una experiencia única, inolvidable y enriquecedora que tendré presente siempre. He aprendido mucho más de lo imaginado, tanto de las ponencias como de las personas asistentes, ejemplo claro de fe y compromiso. Este Congreso me ha servido para reafirmar que el amor y la bondad de Dios siempre sorprende, además de encontrar una Iglesia unida por un único fin: amar y servir a Dios.