Ayer, 22 de octubre, veintidós obispos de las provincias eclesiásticas de Braga (Portugal) y Santiago de Compostela acudieron a Mondoñedo para mantener una reunión de trabajo y convivencia que, con periodicidad anual, se celebra en cada ocasión en una sede lusa o gallega diferente. Tras una visita a la catedral mindoniense, los salones del palacio episcopal acogieron la reunión en la que trataron, entre otros temas, el Jubileo 2025, las estructuras diocesanas en una Iglesia sinodal y los desafíos pastorales de la religiosidad popular.
En esta reunión participaron 15 obispos de Portugal, encabezados por el arzobispo de Braga, Mons. José Manuel García Cordeiro, y los respectivos de las diócesis de Aveiro, Braganza-Miranda, Coímbra, Lamego, Oporto, Viana do Castelo, Vila Real y Viseu, entre obispos titulares, auxiliares y algunos eméritos. Por parte de Galicia, asistieron 7: el arzobispo de Santiago, Mons. Francisco José Prieto, y el emérito, Mons. Julián Barrio; el obispo de Lugo, Mons. Alfonso Carrasco; el obispo de Ourense, Mons. Leonardo Lemos; el recién nombrado obispo de Tui-Vigo, Mons. Antonio Valín, y el emérito, Mons. Luis Quinteiro. Como anfitrión ejercerá el obispo de Mondoñedo-Ferrol, Mons. Fernando García Cadiñanos.
Son muchos los lazos históricos que vinculan a ambos territorios fronterizos. A lo largo de la historia, el arzobispado de Braga tuvo potestad y relación muy estrecha con los de todo el Noroeste español: así fue desde su creación en el siglo IV hasta el año 1070. Cabe destacar la presencia en la sede de Dumio, cerca de Braga, de san Martín, con una relación muy estrecha con la diócesis mindoniense.
