26 de Abril de 2024

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San Isidoro
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Sor Inmaculada Cantó, pregoeira da romaría da Franqueira

Sor Inmaculada Cantó, pregoeira da romaría da Franqueira
Sor Inmaculada Cantó, superiora de la comunidad de San José de Cluny, fue la pregonera de la romería de A Franqueira.

O pasado domingo, 28 de agosto, comezaron os actos previstos para celebrar a romaría da Virxe da Franqueira, coa lectura do pregón realizado por sor Inmaculada Cantó, superiora da comunidade viguesa das misioneiras de San Xosé de Cluny. A continuación, reproducimos o texto íntegro do pregón realizado por sor Inmaculada.

María en mi historia de salvación

Cuando D. Javier me propuso venir a compartir con todos vosotros este momento pensé ¿qué voy o qué puedo contarles yo?

Lo primero que debo decir es que la presencia de la Virgen en mi vida aparece desde el primer momento en el que mis padres supieron de mi concepción, pues el nombre con el que me bautizaron ya hace referencia a ella: la Inmaculada. La Purísima es la patrona del pueblo de mi madre, y por eso llevo el nombre de Inmaculada.

Echando la vista atrás, tengo que decir que, en los años de mi infancia y juventud, el recuerdo de la presencia de María en mi vida se ciñe a la celebración del mes de mayo en el colegio, algunos cantos que aprendí, pero poco más. De hecho, cuando empecé mi experiencia como religiosa, me tuvieron que enseñar oraciones tan básicas como “el bendita sea tu pureza” o el “oh, Señora mía”. Todavía conservo las tarjetas en las que me las escribieron.

Sin embargo, con el paso del tiempo y una mirada más profunda, me ha permitido reconocer la fuerza de la sencillez de la oración, de una oración: el ángelus. Siempre que a las 12 de la mañana estaba en el coche o escuchando la radio, de manera casi automática y mecánica, “escuchaba” —porque no rezaba como tal— la oración. Esas palabras resonaban después en mi corazón. Eran unos minutos, pero ahí estaba: una oración sencilla, breve, repetitiva, que me permitió tener siempre un “hilo” que me sostenía. 

Y ahora lo que quiero es rezar y compartir con todos vosotros lo que significa para mí:

EL ANGEL DEL SEÑOR ANUNCIÓ A MARÍA y concibió por obra del Espíritu Santo

Dios tiene un plan para cada uno de nosotros, como para María, y nos hace una propuesta. Dios tiene un sueño para ti, como lo tenía para mí.

En un momento de mi vida, apareció en el horizonte la posibilidad de que el Señor me estuviese llamando a una vida consagrada y decidí explorar ese camino. Recuerdo cuando me fui a la comunidad en la que iba a hacer mi experiencia comunitaria, para saber si el plan que Dios tenía para mí era la vida consagrada y en San José de Cluny.

Fui a la comunidad que tenemos en Santiago de Compostela —por eso para mí también es significativo que esté hoy aquí la reliquia del Apóstol Santiago, y además porque he participado en la Peregrinación Europea de Jóvenes, la PEJ—a realizar una estancia comunitaria para ver si este “era mi sitio”, es decir, si ahí tenía que concretar el plan que Dios tenía para mí. Durante los primeros días sentí cierta nostalgia, angustia y preocupación por mi familia, especialmente por mi madre porque ella había quedado triste y preocupada; me llamaba todos, o casi todos, los días. No se oponía a mi elección porque, como madre, quería mi felicidad, pero la distancia era un problema para mi familia, ya que estábamos acostumbrados a estar siempre junto —yo soy de un pueblo de Alicante que está a mil quilómetros de distancia—. Le pedía a la Virgen que “cuidara” de mi madre, porque ella, la Virgen, tenía que estar entendiendo cómo lo estaba viviendo.

En esta situación, concretar lo que Dios quería de mí y el sufrimiento de mi madre eran dos cosas que yo vivía como incompatibles.

HE AQUÍ LA ESCLAVA DEL SEÑOR. Hágase en mí según tu Palabra

Desde la total libertad que tenemos, que forma parte de nuestra vida, el Señor espera y desea una respuesta, pero no nos va a forzar ni a obligar a nada. Tú y yo, cada uno de nosotros tiene que decir que sí a ese plan o sueño que Dios tiene sobre nosotros, sobre ti.

Como os decía antes, me fui a Santiago a una comunidad de Cluny y, a los 15 días de iniciar mi experiencia, mi madre me llamó. Su voz trasmitía serenidad, dulzura y ternura, mucha cercanía. Cuando colgué el teléfono me sentía bien, sentía que había desaparecido un peso de mi corazón y fui a la capilla a dar “gracias”. Recuerdo las palabras de la Virgen: “ahora que ya estás tranquila, vive tu vida, vive la vida a la que estás llamada”.

Ahí acabó mi periodo de “prueba” y empezó la apasionante tarea de querer vivir todo lo que se me proponía al 100%, porque estaba haciendo realidad el plan que Dios tenía para mí. Sí, a los 15 días, así de simple y sencillo, porque en la infinita sabiduría de Dios, a los que somos más débiles nos pone las cosas más sencillas y recibimos la gracia y la fuerza para vivir estos momentos sin grandes pruebas. No nos deja perdernos. Así que, caminando de la mano de María hacia su Hijo, fui concretando en las distintas etapas de formación mi vida consagrada en San José de Cluny.

¿Todo ha sido fácil? Sí y no. Sí por la certeza de vivir lo que Dios quiere. No porque como persona tengo mis límites y pobrezas y mi respuesta ha sido limitada y frágil; ya lo decía san Pablo: “hago el mal que no deseo y no el bien”.

EL HIJO DE DIOS SE HIZO HOMBRE. Y habitó entre nosotros

Cuando pronunciamos,  cuando pronuncio mi sí al plan de Dios, nos convertimos en canales de la gracia, posibilitamos que la Encarnación de todo un Dios siga teniendo sentido, ya que quiere y goza y disfruta con nosotros y en nosotros. Es el misterio más grande de toda la Creación y es un misterio simple: el del Amor.

Dos dimensiones de María que me han ayudado mucho y que creo que forman parte de mi vida son: la maternidad y la ternura.

En mi familia, somos ocho hermanos, la maternidad tiene una fuerza muy grande y muy especial, porque mi madre fue una gran madre. Recuerdo de mi infancia que siempre había niños pequeños que nunca hemos “molestado”; con esto quiero decir que los ruidos, gritos, llantos, peleas o risas siempre han sido bien acogidos. Los niños han sido, hemos sido, recibidos como una bendición para el hogar. La experiencia que se nos ha trasmitido es que ser madre significa: amor, donación, vida, entrega, entrañas, ternura. Sí, también desvelos, preocupaciones, olvido de sí, pero es “soñar con el otro”, “soñar con el hijo, con la hija”.Todo eso y más: complicidad, mirada, caricia, abrazo, confianza, abandono, sencillez, trabajo escondido, orgullo por el hijo, sufrimiento con el hijo, etc.

María también es la Virgen de la ternura, porque la ternura es propia de aquellas personas que aman con sencillez. Dios es ternura y María participa de esa cara de Dios. Ella es la ternura virgen, la ternura limpia y llena de bondad. Hace falta ternura para sonreír y en este mundo, ¡hacen falta muchas sonrisas! Hace falta ternura para comprender, para alabar, para consolar, para orar.

En María, Virgen de la ternura, Dios se ha hecho Buena Noticia para el hombre. Es la mujer creyente que acoge y guarda la Palabra; la mujer joven que entra en el plan de Dios libre y gozosa. Es María, la Virgen bella y fecunda de Nazaret. Jesús descansó muchas veces en la ternura de María. Solo quien recibe ternura podrá dársela a los demás.

Siento mucha alegría al ver aquí el relicario del Apóstol Santiago, pues este año he podido participa en la celebración de la Peregrinación Europea de Jóvenes, cuyo lema fue «Joven, levántate y sé testigo. El apóstol Santiago te espera». Doce mil jóvenes españoles y de otros lugares de Europa peregrinando a Santiago, buscando el sentido de sus vidas y queriendo poner a Cristo en ellas. María es una gran compañera que, como dice el lema de la PEJ, sabe mucho de ser testigo, ¿no os parece?

Ahora quisiera compartir una canción con vosotros que se llama el Diario de María, de Martín Valverde, y que nos explica cómo María acompañaba a Jesús.

(Clica en el vídeo para escuchar la canción)

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