30 de abril de 2024

,

San Pío V
30 de abril de 2024

,

San Pío V

Macedonia de cristianos junto al Cristo

Macedonia de cristianos junto al Cristo
Foto: Procesión del Cristo de la Victoria en Vigo | © Santiago Vega

Artículo publicado en Faro de Vigo, el domingo 6 de agosto de2023

«Junto a Ti al caer de la tarde…» como reza la canción; así vamos a estar esta tarde los fans y seguidores —es decir, los cristianos—, acompañando al Cristo de Vigo, nuestro Cristo de la Victoria. Y vamos a estar mezclados codo con codo cristianos de todas las intensidades, colores, tendencias, estilos y modos: los más conscientes y comprometidos de lo que el nombre de cristiano significa y los menos comprometidos o nada enterados de lo que conlleva el bautismo, que nos hizo suyos; cristianos piadosos empanados con otros irreverentes de tan escasa fe como abundante ignorancia. Allí detrás, delante o al paso  del Cristo —e incluso con los «nicodemos» que a escondidas irán a alumbrarle la noche anterior—, estaremos a la par los que imitando al hijo pródigo tantas veces se han ido, o aún no han vuelto a casa, con los que, como el hermano obediente y sensato de la parábola, jamás abandonaremos la casa paterna, aunque sí nos sigamos quejando de esa paternal injusticia divina de amar a algunos hijos menores como necesitan ser queridos en su circunstancia y situación concreta.

Sí, estaremos arracimados los que en teoría y en la praxis no tienen ni idea de los valores cristianos con los que no solo se saben el credo y procuran vivir los preceptos morales que debe cumplir el verdadero discípulo de Cristo e hijo fiel de su Iglesia, pues no cabe el jeroglífico y narcótico mental de «Cristo sí, pero Iglesia no», pues ambos vienen de serie y metidos en el mismo pack. Y caminarán los que por la mañana han ido a comulgar en la misa dominical, pidiendo al Cristo que los haga mejores —que la comunión no es un premio para los buenos cristianos, sino una vitamina para los que intentamos serlo—, junto con los que, ufanos y perezosos, siguen argumentándose a sí mismos que «no está mal ir a la procesión del Cristo, pero sin caer en el fanatismo de ir a misa todos los domingos». ¡Pobres ignorantes!, y habrá entre la multitud numerosos creyentes que, gracias al Cristo han dado un giro en su vida y ahora están allí, gozosos pero compungidos,  y arrepentidos de cuanto por ignorancia les arrastró a sus miserias y debilidades pasadas; y estarán al lado de otros que desconocen en absoluto —porque lo están llevado a cabo y quizá hasta defendiendo acaloradamente—, que sus comportamientos no son nada acordes con la correcta  visión cristiana en la defensa de la vida en todos sus estadios, o que confunden lo que siendo legal resulta inmoral; o asienten a campañas de irracional y desbocada sexualidad; al desprestigio y burla de la fidelidad matrimonial;  a la claudicación absentista de los padres respecto a la educación de sus hijos; a la ceguera social respecto a la honestidad profesional; y por no seguir, a la injusticia política y social. ¡Qué pena que a tantos seguidores del Cristo, cristianos de a pie, les haya asfixiado y pringado la marea negra que les lleva a confundir —por simple manipulación política e ideológica—, a los cristianos sencillos, buenos y normales con lo que se ha calificado de «ultracatólicos». ¿Hay que llamarle a un buen hijo o a un celtista de corazón ultrahijo o ultraceltista, simplemente por ser lo que hay que ser?  

Sí, lo reitero, caminaremos mezclados cristianos de todas las intensidades, colores, tonalidades, estilos y modos: los muy conscientes y comprometidos hermanados —¡y nunca mejor dicho!—, con los menos enterados de lo que conlleva nuestro bautismo. Pero así caminaremos «alumbrando al Cristo» — como se dice en Vigo para referirse a la participación en su procesión—, pidiéndole, y yo así voy a hacerlo: que sea él quien nos ilumine y ponga luz en las pobres vidas de cuantos le seguimos de cerca cada día y en las de los incontables de nuestros acompañantes, en muchos casos desorientadas acerca del verdadero estilo cristiano de vivir y hacer las cosas.

Efectivamente, como en los frescos postres de frutas: hoy toca macedonia de cristianos junto al Cristo de Vigo. ¡Que nos siente bien a todos!

Mons. Alberto Cuevas Fdez.

Sacerdote y Periodista

Facebook
Twitter
Email
WhatsApp